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En los negocios, las segundas partes sí funcionan

Aunque en las relaciones de pareja no sea igual, retomar un vínculo laboral, finalizado por motivos de recorte presupuestal, puede fortalecer a cada una de las partes e incluso hacer que la experiencia mutua sea aún más enriquecedora. Acá te contamos por qué.

En tiempos de crisis, una de las primeras estrategias que se implementa en las empresas para salir a flote, es recortar gastos. Esto ocurre en todas las industrias y principalmente en las grandes multinacionales o en las compañías globales, que lo hacen, por lo general, mirando solo los números.

El dilema de esta situación es que al recortar el número, a veces se sacrifican servicios ofrecidos por terceros sin pensar en lo que realmente se pierde, pues es usual que se vea como un gran gasto y no como un beneficio.

Palabras más, palabras menos, un corte en un gasto puede significar un múltiple recorte en un beneficio. Y esto pasa porque el encargado de realizarlo no es la misma persona que ve el beneficio, sobre todo, si se trata de una organización gigante.

De hecho, así nos pasó con un ex cliente, que quiso retomar la relación con nuestra empresa al darse cuenta del beneficio que había perdido y analizar el proceso que se entretejía detrás. Y es que muchas veces no solo se pierde el resultado, sino también toda una curva de relacionamiento con el mercado. Se pierde, además, fidelización, así como clientes nuevos o antiguos.

Es común que las empresas no se percaten de ello. Sin embargo, en nuestro caso, contamos con la fortuna de que una persona al interior de esa compañía quiso echar para atrás la decisión y reiniciar el trabajo hecho en el pasado, pues se dio cuenta de que aún no era tarde.

Hoy día, estamos construyendo un nuevo proyecto para ella, y decimos nuevo porque capitalizamos los aprendizajes de la crisis para mejorar su estrategia comercial y la potenciamos con la innovación que ofrece el mercado en la actualidad, lo que ha dado como resultado un valioso un costo-beneficio para ambas empresas.

Eso es lo lindo de los negocios. A veces nos separamos y luego nos volvemos a juntar. Pero ese regreso es diferente, pues se inicia con mucha más experiencia.

La honestidad, clave del “regreso”

Como en las relaciones de pareja, a veces es importante darse un “tiempo fuera” para repensar el vínculo. Entender qué funciona y qué no, y analizar si es posible realizar ajustes. Incluso, en ocasiones esta pausa hace que volvamos a ver aquello que habíamos dado por sentado: las cosas que inicialmente nos unieron a esa persona y que nos llenan el corazón, o lo que es lo mismo, las bondades de la relación.

Pero para que este proceso de “revisión” sea efectivo, es indispensable que cada quien sea honesto sobre lo que siente y piensa, y lo que realmente está dispuesto a hacer.

En los negocios ocurre algo similar. En el proceso de retomar el trabajo anterior, la honestidad es clave; es decir, que la empresa ofrezca la información completa para poder construir sobre ella algo mucho mejor.

Ahora bien, ¿cuándo sabes que es hora de retomar esa relación o ese servicio que cortaste y de darle una nueva oportunidad? “Tres meses es un tiempo prudente para analizar muchas cosas. Y prudente para saber que si te equivocaste no debes seguir por ahí”, explica Kathy Ydrovo, gerente general de Kolvoz. Y añade: “Los números siempre te van a dar la respuesta de cuándo parar y volver a atrás. Sin embargo, también puede pasar que estos no cambien, pero que se pierdan otras cosas, como distribución numérica o relaciones”.

Sin duda alguna, los resultados te dicen si vas bien o mal; sin embargo, es necesario ver el camino, no solo la meta. Puede que no haya variado el número, pero sí la calidad de la segmentación o de la relación, la profundización o la fidelización.

Los números no son el único indicador. Por ejemplo, si luego de realizar el recorte de ese servicio tienes el mismo ingreso, pero el desgaste del día a día es terrible, sacrificaste un beneficio valioso, aunque inicialmente no lo hayas visto así.

“Uno debe encargarse de que el negocio fluya, que sea armónico, que no pese. Los negocios no deben pesar; deben ser divertidos. Pero cuando haces un cambio de estrategia y a los tres meses todo el mundo está sufriendo por entrar a la reunión en la que se van a ver los resultados, hay algo que no funciona”, comenta la gerente general de Kolvoz.

Y es que no tiene por qué ser así. El beneficio no solo se ve en los números y en las gráficas; también se percibe en las personas, en el desgaste, en la motivación y en la calidad del cliente y de la venta.